¿Se dice ‘el perro late’ o ‘el perro ladra’? Así se pronuncia correctamente, según RAE
¿Usted cómo lo dice? Conozca la recomendación de la RAE sobre esta expresión y evite caer en el error.
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Foto: GettyImages
La Real Academia Española, por medio de su sección ‘español al día’, que fue formada por filósofos y lingüistas especializados desde 1998, tienen como objetivo de ampliar y modernizar algunas consultas lingüísticas que llegan a la RAE por diferentes medios tradicionales o electrónicos.
Una de las tareas o cometido básico que tiene esta entidad es resolver diferentes dudas de temas lingüísticos como son la ortografía, el léxico y la gramática desde las perspectivas de las normas que tiene hoy el lenguaje del español.
Las consultas frente a estas palabras son realizadas en su mayoría por las personas hispanohablantes o por otras personas que no son nativos en el lenguaje. En la actualidad, este departamento presta el servicio de atención por medio de su cuenta de Twitter.
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¿Se dice ‘el perro late’ o ‘el perro ladra’?
Según se expresa en la página web de Purina, los perros ladran para comunicarse, tanto con otras mascotas como con los humanos, aunque es cierto que algunas razas, debido a causas genéticas, lo hacen más que otras.
“El problema surge si el perro ladra a otros perros en exceso o de manera recurrente. Es entonces cuando debes reparar en este comportamiento, e identificar las posibles causas para poner remedio y evitar que un perro ladre en exceso”, expresan. Entre los motivos están:
- Estrés.
- Soledad.
- Problemas de socialización.
- Entusiasmo.
- Actitud de protección.
- Miedo.
Ahora, según explica la RAE, la expresión “el perro late” también puede usarse para referirse a cuando estos animales ladran. Eso sí, si bien la forma más recomendada es “ladra”, decir “late” no es incorrecto, de hecho, es como un sinónimo de ladrar.
¿Qué trucos y reglas existen para mejorar la acentuación?
Además de las reglas que da la RAE para ubicar correctamente las tildes en un texto, existen algunas herramientas o trucos que permiten a las personas familiarizarse con estos diacríticos:
- Para localizar la sílaba tónica, divida las palabras en sílabas. Incluso, puede hacerlo aplaudiendo en cada una para que le resulte más fácil, por ejemplo: CAN-CIÓN, ES-PÁ-TU-LA, NA-VI-DAD
- Memorice las terminaciones clave de cada tipo de palabra. Si usted es un lector frecuente, esto le ayudará.
- Usa herramientas como el diccionario de la RAE para confirmar casos dudosos. Incluso, si usted utiliza redes sociales, puede consultar directamente con los perfiles oficiales de la Academia para que esta resuelva personalmente sus dudas.
- Repase las excepciones (monosílabos, diptongos e hiatos) escribiendo sus propios textos en Word, pues el programa le señalará si ha cometido algún error o le hará la corrección. Solo recuerde: Word no es perfecto, por lo que es mejor que usted aprenda a identificar las reglas con la práctica.
¿Qué necesita una palabra para ser incluida en la RAE?
La RAE no acepta palabras simplemente por peticiones de individuos o grupos; en cambio, se basa en la realidad del uso del idioma. Las solicitudes de inclusión pasan por un proceso riguroso que puede durar hasta dos años, donde se analizan en comisiones y se evalúa su uso en diferentes contextos.
Solo aquellas palabras que demuestran ser ampliamente utilizadas y reconocidas por los hablantes de español logran ser incorporadas oficialmente.
La Real Academia Española (RAE) ha realizado diversos cambios en lenguaje, los cuales han sido considerados por muchas personas como inválidos al agregar palabras como “perreo”, “disforia de género”, “supervillano”, “chundachunda” y muchas más.
Sin embargo, cabe resaltar que los cambios en los términos usados por las comunidades gracias a su cultura. La creciente gentrificación de las ciudades y la globalización de la información han provocado un aumento en el uso de términos locales por personas externas, llevando así a una presión social del uso de cada palabra.
Como todo idioma en el mundo, tiene determinadas normas ortográficas que no se pueden omitir, pues en caso de no aplicarlas se puede, por ejemplo, cambiar el sentido de las frases.
Es así como hay determinadas palabras que pueden parecer similares, y a pesar de que se escriben y suenan diferente, las personas en ocasiones las emplean para un mismo fin y no es correcto.