El laberinto de los dineros de la salud VII: la mujer milagrosa

Daniela Andrade es una mujer con suerte: no tuvo que trabajar ni siquiera un año dentro del Gobierno Petro como vicepresidenta de Contratación Derivada de la Fiduprevisora para terminar convertida en notaria.

Lo que a algunos les cuesta toda una vida de trabajo político y construcción de vínculos con un gobierno, a ella sólo le costó siete meses. Menos que un embarazo.

Ahora, desde la Notaría 36 de Bogotá, recibe grandes dividendos cada mes, pues esta es una de las oficinas notariales más concurridas de la capital, además de ser una caracterizada por dar la fe pública de grandes negocios.

El pasado de Andrade es prueba de su buena estrella. Llegó a ser superintendente delegada para el notariado durante el gobierno Duque gracias a los buenos oficios de su anterior pareja sentimental, un hombre muy cercano al entonces defensor del pueblo, Carlos Camargo, quien la recomendó al superintendente de notariado y registro de la época, Jairo Mesa.

Una vez fuera de la Superintendencia, nuevamente le sonreiría la vida con su aterrizaje en la vicepresidencia de la Fiduprevisora, también de la mano del amor: Jaime Ramírez Cobo, el gran amigo, padrino y asesor de Laura Sarabia.

El cargo era bastante llamativo, pues apenas tres años antes se había integrado esa vicepresidencia al organigrama de la Fiduprevisora. De hecho, el primero en ocuparlo fue Carlos López, un recomendado político del ahora gobernador de Córdoba, Erasmo Zuleta, también responsable del nombramiento de quien creó ese cargo como presidente de la Fiduciaria, Ricardo Castiblanco. Este último hoy es investigado en el marco del escándalo de los carrotanques de la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD).

Esa vicepresidencia salida de la nada se convertiría en la guardiana de una caja de pandora llena de contratos de montos astronómicos con ejecuciones mediocres o inexistentes. Tanto así que, para una fuente de la Casa de Nariño, era tan importante el vicepresidente de contratación derivada de la entidad como el presidente de la misma. Fue ahí donde pusieron el ojo los interesados en controlar el grueso del dinero encargado a la Fiduprevisora.

El pulso se dio entre congresistas y políticos del Partido de la U, al que históricamente le habían dado el control de la Fiduprevisora y uno de los pesos pesados del entorno presidencial: Laura Sarabia.

A los primeros ya les habían garantizado la presidencia a cargo de John Mauricio Marín, pero el verdadero control estaba en el despacho de la Vicepresidencia de Contratación derivada. Al final los de La U perdieron el pulso. La situación fue tan decepcionante que, en público y en privado, los integrantes de ese partido decían que les habían dado “el cascarón” de la Fiduprevisora.

En el año 2023, Andrade fue la encargada de firmar cientos de contratos sin licitación que superan el billón de pesos, ordenados tanto por Olmedo López como por Jhon Mauricio Marín. Ella fue quien dio el visto bueno a todos los documentos falsificados por Sneyder Pinilla para que se pudieran desembolsar los $46.000 millones de pesos de los carrotanques.

W Radio tiene en su poder el consolidado de todos los contratos que Andrade firmó en la Fiduciaria, entre los cuales están los que corresponden a los mismos proyectos priorizados por Alethia Arango en la UNGRD.

Por ejemplo, un contrato entregado en Puerto Boyacá por $79.000 millones de pesos que se otorgó a la Unión Temporal Puerto Servies, conformada en su 100% por personas del departamento de Antioquia.

El anuncio de esta obra para controlar la cuenca del río Magdalena se hizo antes de la época electoral en 2023 y, a la fecha, no han iniciado obras a pesar de que recibieron un anticipo de $14.000 millones de pesos.

Otro contrato de la UNGRD que tuvo el visto bueno de Daniela Andrade está ubicado en Valdivia y asciende a más de $7.000 millones de pesos, el cual tampoco se ha ejecutado a pesar de los anticipos. Solo en contratos presuntamente fraudulentos para la Unidad de Gestión del Riesgo Andrade aprobó más de medio billón de pesos en pagos.

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Andrade también autorizó el pago a la corporación Yapurutú por un valor de $29.000 millones de pesos para la compra de unos carrotanques diferentes a los del escándalo del año 2024.

Hoy en día, este contrato ya tiene a una persona judicializada: Luis Carlos Barreto. Los contratos que entregó esta funcionaria pública son materia de investigación no solo en Contraloría y Fiscalía, sino también en la Corte Suprema de Justicia.

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Sin embargo, la firmatón de contratos de Daniela Andrade para drenar recursos del magisterio superó lo hecho con Gestión del Riesgo.

Tenemos en nuestro poder los ocho contratos que firmó Andrade junto al abogado Oscar Ibáñez y que suman $1,3 billones de pesos para favorecer a los viejos operadores del sistema de salud de los maestros.

Según relataron a La W fuentes que participaron en dicho proceso, John Mauricio Marín y el abogado Ibáñez se habrían quedado con el 7% de comisión. Una transacción que, ante los ojos de los funcionarios del Ministerio de Educación, fue completamente irregular.

Muestra de ello, tenemos en primicia el acta del 26 de diciembre de 2023 en donde se evidencia que el consejo directivo del Fomag no autorizó dicho desembolso.

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Como decíamos al comienzo, Daniela Andrade es una mujer con suerte. Sale de la Fiduprevisora en medio del escándalo de la Unidad de Gestión del Riesgo y pocos días después, el 20 de mayo de 2024, se reúne el Consejo Superior de la Carrera Notarial y revoca el derecho de preferencia que se le había otorgado a comienzos del Gobierno Petro a los notarios de carrera para tener prioridad al momento de quedar vacante alguna notaría.

De esa forma, yendo en contravía de su objetivo de potencializar la carrera notarial, se despeja el camino para que Andrade llegue al tranquilo mundo de la fe pública, lejos de los problemas del país, gracias a la nominación directa hecha por el Gobierno.

Sin embargo, pareciera ser que dicho nombramiento sigue en contravía de lo que dicta la ley sobre los requisitos para ser notario:

• “Para ser notario, a cualquier título, se requiere ser nacional colombiano, ciudadano en ejercicio, persona de excelente reputación y tener más de treinta años de edad”.

Andrade es colombiana y tiene más de 30 años, pero tras su paso por la Fiduprevisora y tanto dinero perdido por su cuenta, ¿podemos hablar de excelente reputación?

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