A ritmo de tambores, esta corporación transforma la vida de los jóvenes de Bogotá

“Tu vienes a mi casa, y te sientes como Barranquilla. Vivo como si estuviera en la costa, bajo los límites de respeto, pero continuando con mis tradiciones”, asegura Chavely Pontón, matrona afro, activista LGBTI y creadora de Tambores Yoruba, una corporación artística y cultural que se dedica a crear espacios seguros para los jóvenes de las localidades más vulnerables de Bogotá.

Cuenta la cartagenera que la iniciativa es el reflejo de sus propias experiencias y luchas: migró a la capital tras ser víctima de abuso sexual y fue allí donde, en busca de maneras de mantenerse conectada con sus raíces conecta con músicos jóvenes y lideresas afro que le enseñan, entre otras cosas, a interpretar la tambora, las maracas, las gaitas y el tambor alegre.

Inspirada por todo ello, abrió una convocatoria para jóvenes de Kennedy que desemboca, en 2007, en la creación de Tambores Yoruba, “para enseñarles lo que sé, a bailar y a tocar instrumentos para que se sientan parte de algo”, relata. En otras palabras, transformar la vida de los jóvenes de esa localidad, de otras como Usme y Suba y quienes vienen de territorios distintos a Bogotá y no se sienten parte de la ciudad, a través de la salvaguarda de las tradiciones de la costa Caribe y del acceso gratuito a la música y el arte.

En la actualidad la corporación cuenta con un grupo de alrededor de 30 jóvenes que se reúne todos los jueves, de 7 a 9 de la noche, en la casa de Chavely y en el parque del barrio Carimagua, para ensayar; y otro de batucada conformado por 12 personas, que hace lo propio los domingos. Todo, dice la lideresa, desde el respeto por las diferencias de origen y género.

Además de participar en manifestaciones a favor de los derechos de la comunidad LGBTI, Tambores Yoruba también lidera campañas sociales y de donaciones para las familias más vulnerables de las comunidades en las que hace presencia. Tambiémn se presentan en festivales de talla nacional como el Carnaval de Barranquilla, en el que han ganado dos veces la estatuilla de Joselito Carnaval.

Hoy, buscan la manera de reactivar la casa cultural que usaban para sus ensayos y todo tipo de talleres para jóvenes, y que tuvieron que cerrar en febrero de este año por falta de recursos.

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