María Emma y Juan comenzaron a trabajar en la creación de Chocolates Bacatá desde 2010 sin saber nada sobre la industria. | Foto: W Radio

María Emma y Juan comenzaron a trabajar en la creación de Chocolates Bacatá desde 2010 sin saber nada sobre la industria. | Foto: W Radio

Con chocolates, esta pareja demuestra que no hay edad para emprender

Desde su creación en 2017, Chocolates Bacatá se ha convertido en un referente de emprendimiento a nivel nacional. Sus creadores, ambos mayores de 70 años, aseguran que todas las personas son productivas hasta el último día de su vida.

“¿Qué podemos hacer nosotros?”. Esa fue la pregunta que dio origen a Chocolates Artesanales Bacatá, la empresa con la que Juan Forero, de 73 años, y María Emma Murcia, de 72, comenzaron a crear sus propias oportunidades tras casi perderlo todo durante el duro invierno que enfrentó Colombia en 2010.

Cuenta Juan que por esa época vivían en Santander, que un deslizamiento de tierras casi se les lleva la casa y que, a pesar de eso, nunca fueron escogidos como beneficiarios de los auxilios que ofrecía el Gobierno a los damnificados por el invierno. En ese momento decidió que, mejor que esperar ayuda de otros, prefería generar sus propios ingresos.

Durante los años siguientes, la pareja se enteró sobre los esfuerzos alrededor de la sustitución de cultivos ilícitos por plantaciones de cacao en Boyacá y comenzó a gestar una idea de negocio alrededor del grano. También se capacitaron en el manejo del mismo en instituciones como el SENA, donde Forero estudió tres años; construyeron sus propias máquinas de procesamiento y se mudaron a Cajicá, en Cundinamarca, para facilitar el proceso.

Chocolates Bacatá se consolidó en 2017, cuando comenzaron a participar en ferias chocolateras como el Cacao de Oro, que les han otorgado reconocimientos por la buena calidad del producto. En palabras de Juan, el de ellos se diferencia de otros chocolates artesanales porque está endulzado con panela, una “energía que no es vacía, sino que viene con nutrientes”.

Juan reconoce que desde el inicio sabían que producir chocolate era un reto pues la industria chocolatera “está dominada por las élites”. No obstante, añade, han prevalecido “porque mi máxima es ‘Si yo quiero, yo puedo’”.

En la actualidad, la pareja trabaja diariamente desde las 8:00 a.m. Por la mañana hacen las barras y por la tarde las empacan en bolsas hechas con papel de bagazo de caña. Posteriormente las envían a los 10 puntos de distribución que han logrado consolidar en Bogotá y municipios aledaños. Además, han logrado exportarlo a Canadá e Inglaterra.

Descubra más historias como las de Chocolates Bacatá en el especial de El Poder de la Diversidad, aquí.

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