“El procedimiento no fue exactamente perfecto”: polémica por licencia de Komodo 1

Un nuevo capítulo de incertidumbre se abre en torno al proyecto gasífero Komodo 1, ubicado a más de 150 kilómetros de la costa en el mar Caribe, luego de que la ministra de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Susana Muhamad, explicara en entrevista las condiciones que llevaron a otorgar una licencia de exploración con requisitos adicionales.

La discusión se centra en la complejidad de este pozo, considerado uno de los más profundos del mundo. De acuerdo con la funcionaria, la aprobación actual únicamente avala la etapa de exploración, sin que ello garantice la explotación comercial en el futuro. “Lo que se aprobó fue la licencia para exploración, no hay ninguna certeza sobre las reservas potenciales”, aclaró la ministra.

Según Muhamad, el proceso tiene un horizonte de nueve años para determinar la magnitud real de las reservas de gas o crudo. Solo al término de ese lapso, y si los hallazgos demuestran ser comercialmente viables, se evaluará una posible licencia de explotación. “Una vez termine la exploración, en 9 años, se debe verificar si realmente es comercialmente viable”, puntualizó.

El Ministerio de Ambiente incluyó condiciones adicionales en la licencia para asegurar que la perforación, a profundidades de hasta 11 kilómetros (considerando los cuatro kilómetros de columna de agua), cumpla con los estándares de protección ambiental.

“Tenemos muy poca información de la línea base ambiental de los ecosistemas en aguas ultraprofundas. Este tipo de operaciones es una frontera de la ciencia”, enfatizó Muhamad, subrayando la necesidad de contar con estudios ambientales rigurosos para cada nuevo pozo que se perfore.

Además, se reforzaron los planes de contingencia en caso de accidentes. La ministra recordó eventos ocurridos en otros lugares, insistiendo en que no se cuenta con toda la información necesaria para reaccionar con eficacia ante posibles emergencias en altamar.

“Si hay cualquier emergencia (…) nos preguntamos si el plan de contingencias que se presentaba estaba realmente preparado”, indicó, en referencia a la distancia de 150 kilómetros respecto a la costa.

Desde el sector energético han surgido críticas que señalan estas exigencias como un obstáculo para la inversión. La ministra, sin embargo, sostiene que la licencia no pretende frenar la exploración, sino garantizar que los estudios ambientales y los planes de contingencia se realicen “pozo a pozo”.

“Hemos creado una realidad intermedia que le permite al operador, a medida que va generando la exploración, ir levantando la línea base ambiental”, explicó.

No obstante, durante la entrevista se mencionó la preocupación que habría transmitido una fuente de la junta de Ecopetrol, planteando que estas decisiones generan un “daño irreparable” para el proyecto. Para el Ministerio, en cambio, se trata de impedir un eventual daño ambiental en un escenario “de frontera tecnológica”.

La entrevista también reveló que los encargados del proyecto, en cabeza de la compañía Oxy (y su filial Anadarko), están considerando recursos legales contra las condiciones incluidas en la licencia. Al respecto, Muhamad reconoció que el proceso de consulta no fue “perfecto” en tiempos, pero asegura que se hizo antes de que se emitiera la aprobación definitiva de la ANLA. “Decidimos utilizar el mecanismo antes de que se otorgara la licencia y hacer una revisión preventiva por la complejidad del proyecto”, afirmó.

A pesar de las dudas y las acusaciones de “daño irreparable”, el Ministerio mantiene su postura de que la licencia de exploración sigue vigente y que dependerá de las empresas continuar con los estudios ambientales y técnicos para confirmar la viabilidad económica de las supuestas reservas en Komodo 1. “No negamos la licencia (…) hemos generado una medida razonable para una operación que al final sea realmente de beneficio general para todo el país”, concluyó Muhamad.