Al Oído: La esperanza del “cambio” resultó ser Benedetti rodeado de las feministas del Pacto

Una tarde distinta a otras en el Congreso el pasado 25 de febrero me hizo recordar no solo del circo político sino, por la escena, de la coincidencia con la saga Terminator que siempre nos presentó una mezcla entre paradojas y catástrofes a futuro.

Arrancando el Gobierno vimos a Armando Benedetti como un villano, tal y como en la primera entrega de la saga, pero ojo, porque ustedes recordarán que, en la segunda, pudo cambiar su rol al de aliado de la humanidad.

Ahí vi a Armando Benedetti, entre personas que salieron a los pasillos, balcones y plazoletas a verlo como si estuviera llegando una estrella de rock: al que muchos extendían sus manos, lo abrazaban y los besos no faltaban.

El ministro encargado, rodeado de asesores, era el que encabezaba la marcha, vistiendo un traje azul que, sin muchos lo entendieran, decía más que solo mostrar elegancia. En la comunicación política, usar un traje de color azul tiene como significado acabar con un enfrentamiento e inspira sentimientos de amistad, lealtad, seguridad y confianza. ¿Casualidad o parte de la estrategia?

Volvamos al ingreso a la plenaria de la Cámara de Representantes, en la que, curiosamente, fueron las feministas del Pacto Histórico las que respaldaron a Benedetti: vimos a las representantes María Fernanda Carrascal, Susana Boreal y María del Mar Pizarro sonriendo junto a él y siempre viéndose cómodas. Hubo pocas voces en rechazo que se atrevieron a enfrentarlo, así como mucho temor de otros que solo lo veían y callaban.

También hubo voces valientes, sin duda encabezadas por la representante Jennifer Pedraza –quien se atrevió a sacar una pancarta que decía ‘Fuera Benedetti’–. El representante Hernán Cadavid pidió la palabra y exigió orden de la plenaria por la llegada del ministro, mientras que los asesores y congresistas se acercaban sonriendo y otros, por temor de lo que se mostrara en redes, le sonreían tímidamente de lejos.

Su puesta en escena ganadora sin duda fue el sentir que le ha dado el presidente Gustavo Petro, pues saben que solo con él podrían conseguir un éxito legislativo. Benedetti es, irónicamente, la esperanza del cambio y, en ese sentido, todos corrían preocupados por saber cómo cambiar la narrativa ante los medios y enfrentar la pregunta de cómo, después de elegirse diciendo que no pueden aliarse con políticos tradicionales que están inmersos en escándalos –incluyendo maltrato–, es él a quien ahora deben respaldar.

La senadora María José Pizarro, que quien encabeza las mesas de defensa de mujeres por casos del maltrato, solo pudo decir que ahora Benedetti es el ministro y, en ese sentido, su responsabilidad es dialogar con él. Una lavada de manos magistral. Citándola puntualmente, ella expresó: “En este momento, lo central es que es ministro de este Gobierno”.

También vimos a más de uno feliz pasándole agüita al ministro. Mejor dicho, en el Pacto Histórico no sabían dónde ponerlo. Todo el recorrido lo acompañaron fotógrafos y, a las tres horas, publicó en sus redes sociales las mejores fotos de su llegada, acompañadas de un texto nostálgico que decía: “Se siente bien volver al lugar en el que trabajé 20 años”.

Un mensaje que, entre líneas, quiso decir: “Ustedes tranquilos, que el novato no soy yo”. Esa fue su actitud y lo que proyectó.

El que fingió olvidó total es hoy ministro, con señalamientos en su contra por acoso y maltrato, además de siete procesos judiciales. El mismo de los grotescos audios, que le dio hasta para amenazar a la actual canciller Laura Sarabia, es hoy al que le extienden tapete rojo.

Recuerden que en la saga Terminator siempre fue famosa la expresión “Volveré́” y nadie mejor que Benedetti sabe decirla una y otra vez. Recuerden que la tercera de esta trilogía temporal es “atrapado el mismo día”, vamos a ver cuántos como el de ayer lo veremos vivir. El cambio nos llevó del futuro al pasado.

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