Firmantes de paz comercializan las cosechas de su propia granja en Usme
La Granja Agroecológica Tibares, en Usme, es liderada por un grupo de víctimas y firmantes de paz que, tras cuatro años de trabajo, ya cuentan con una red de comercialización que incluye a 40 familias de Bogotá y veredas aledañas.
Vladimir Bernal tiene 38 años. Es politólogo de la Universidad Nacional y actualmente, además de estudiar ingeniería agroecológica, también trabaja en la Granja Agroecológica Tibares, un espacio que le ha permitido a diez firmantes de paz y víctimas del conflicto armado generar ingresos a partir de la comercialización de productos agrícolas.
“Luego de la firma del Acuerdo de Paz hay una división de lo que en su momento se concibió como el Partido de la Rosa, que luego pasa a ser Comunes. Esa división desembocó en un grupo de personas a nivel nacional que no se sentían cobijadas en dicho partido y se decidió que se crearía, en Bogotá, la Asociación de Construcción Colectiva Unidad y Transformación (Asocunt)”, explica Vladimir.
Asocunt está integrada por personas con discapacidad a causa de la guerra, firmantes de paz y víctimas del conflicto armado. A medida que se agrupaban fueron surgiendo diferentes ideas de proyectos productivos potenciales según las experiencias de vida de cada uno: ‘Soberanas por la Paz’, un grupo de mujeres que se dedican a la confección; la ‘Tienda Su+Paz’, una tienda que recoge emprendimientos de firmantes de paz como la cerveza La Trocha y el café Semillas de Paz; y, por último, la Granja Agroecológica Tibares.
Según cifras de la Agencia para la Reincorporación y la Normalización, hasta el 30 de noviembre del 2020 se tenía registro de 1.842 emprendimientos productivos liderados por excombatientes y aprobados para recibir apoyos. De hecho, en una encuesta a 1045 excombatientes en 431 municipios, el Registro Nacional de Reincorporación también reveló que el 96% de los excombatientes de las Farc deseaban tener sus propios emprendimientos.
La Gran Agroecológica Tibares funciona desde hace cuatro años. Está ubicada en la zona rural de Usme y es administrada por alrededor de diez personas, que se distribuyen las tareas de cuidado y mantenimiento del espacio. Vladimir cuenta que, cuando llegaron, todo el suelo estaba afectado por la ganadería y tenía una retención de nutrientes prácticamente nula. Ahora, sin embargo, ya pueden ver cultivos frondosos y polinizadores en el lugar. Para poder lograrlo, Asocunt ha contado con el Forum, Weefect, la ONU, el Programa Mundial de Alimentos, entre otras organizaciones.
“La granja nace con el propósito de tener un espacio para que los firmantes de paz vieran que no han perdido su relación con la tierra, porque muchos de ellos vienen del campo y llegar a la ciudad les fue complicado”, comenta Vladimir, quien está a cargo de cuidar los cultivos y los animales.
El proyecto les permite tener hasta cuatro cosechas al año. Cuentan, además, con una red de 40 familias que son fieles compradoras de sus alimentos. Ese modelo es holandés y se conoce como ‘Agricultura sostenida por la comunidad’.
Los productos de la canasta que comercializan varían según la época del año, pero la variedad siempre es alta: producen lechuga, espinaca, rúcula, uchuva, tomate de árbol, tomate cherry, huevos, entre otros alimentos.
Según Vladimir, la granja es un espacio de encuentro en el que firmantes de paz se pueden reunir con la sociedad civil a discutir la situación política del país y a dialogar sobre cómo va cada uno con sus procesos. Asocunt, además, tiene dispuesta una carpa en la mitad de la granja donde suelen organizar encuentros de teatro y música para los niños de las veredas aledañas.
“Para mí lo más importante es que la granja se conciba como un territorio de paz y que víctimas del conflicto armado y firmantes de paz logren coincidir para repararse y restaurarse teniendo como base el respeto por la naturaleza, algo que la agroecología permite”, explica Vladimir. Para él, el lugar también es una muestra de cómo una comunidad puede lograr soberanía alimentaria.