Colectivos artísticos de Medellín desafiaron a la Alcaldía y repintaron el mural de “las cuchas”
Aunque las autoridades municipales borraron la pintura original, en la Avenida Paralela madres buscadoras y grupos de arte realizaron un nuevo graffiti.
Una vía de Medellín sigue siendo epicentro de una disputa artística. Tras los hallazgos de cuerpos en La Escombrera, un sector en el que familias y colectivos de derechos humanos han denunciado inhumaciones como parte de un plan de desapariciones forzadas, grupos de arte volvieron al sector para pintar un mural borrado por la Alcaldía.
El sitio en la capital antioqueña ha sido objeto de discusiones desde 2020, cuando en medio del paro nacional apareció un graffiti con la leyenda “Nos están matando”. Esa pared también pasó a ser gris, porque desde la Alcaldía y desde algunos sectores, como el Centro Democrático, se le atribuía a la pintura ser una apología a la Primera Línea.
Los colectivos se armaron de aerosoles y pintaron recientemente la frase “Las cuchas tienen razón”, haciendo alusión a las mujeres buscadoras que por años pidieron intervención de la justicia y el distrito para encontrar en La Escombrera los cuerpos de víctimas de asesinatos, desapariciones forzadas y crímenes estatales.
El objetivo del mensaje era homenajear a las familias que intercedieron para que la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) y la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas hallaran en diciembre de 2024 los primeros cuerpos que probaban que las víctimas del conflicto armado en Medellín, principalmente en la Comuna 13, están en lo correcto.
Además de la frase, en el mural aparecía la figura de Margarita Restrepo, del colectivo Mujeres Caminando por la Verdad. Ella busca a su hija Carol, desaparecida en 2002. La pintura gris de funcionarios de la Alcaldía de Medellín, encabezada por Federico Gutiérrez, borró la efigie y llevó a que miembros de la colectividad Fuerza y Graffiti reiniciaran su tarea.
Gutiérrez expresó en su cuenta de X que “una cosa es el graffiti como expresión artística” y otra “muy diferente” es “el desorden” propiciado por “quienes simplemente quieren generar caos y poner fea y sucia la ciudad”. En su publicación, en la que no permite comentarios, aseguró tener “claro” que “el espacio público de la ciudad es de todos”.
El presidente Gustavo Petro, de quien el mandatario medellinense es opositor político, calificó a la eliminación del mural como una muestra de “fascismo”. El descontento no solo se manifestó en el mandatario, sino en una fracción de la ciudad que en la tarde del 14 de enero volvió al deprimido para plasmar el mensaje de nuevo.
La Alcaldía se resguarda en el Acuerdo 10 de 2020, una normativa aprobada por el Concejo de la ciudad que asevera que los graffitis deben estar antecedidos por un permiso tramitado ante la Mesa Interinstitucional de Intervenciones Gráficas Emergentes en el Espacio Público, un requisito no cumplido por los murales borrados.
Mientras que las madres buscadoras y los grupos grafiteros, presentes en el deprimido esta semana, sostienen que se trata de una muestra de memoria histórica que merece ser exhibida. Más de doscientas personas convocadas a la vía acudieron con rodillos, brochas, pinturas desde las dos de la tarde y trabajaron hasta el inicio de la noche.
A través de la Secretaría de Movilidad, la Alcaldía incluso cerró un carril de la avenida para evitar contratiempos en el tránsito. “La juventud se levanta en Medellín”, escribió el presidente Petro en su cuenta de X citando un video difundido por el Semanario Voz, del Partido Comunista. Petro en otro post acusó al alcalde Gutiérrez de “revictimización”.
Y otros funcionarios del Gobierno nacional, como el ministro de Minas, Andrés Camacho, y la directora de la Unidad de Implementación del Acuerdo de Paz, Gloria Cuartas, compartieron imágenes de la vocera Margarita Restrepo para exponer su apoyo a las madres buscadoras. Camacho, por ejemplo, subrayó que “las cuchas tienen razón”.
“El arte urbano en Colombia es admirado en todo el mundo. La denuncia social a través del arte es un derecho. Borrar es eliminar, desplazar, violentar. Esa época debe ser reemplazada por abrir, vincular y llegar a acuerdos sociales profundos”, apuntó, por su parte, el ministro de las Culturas, Juan David Correa.