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El papa Francisco seguirá en el hospital al menos una semana más, según médicos del hospital Gemelli

Uno de estos gérmenes o bacterias pueden pasar la sangre y producir una sepsis y entonces “podría ser muy difícil de curar”, aseguró Sergio Alfieri, responsable de Cirugía del hospital Gemelli de Roma.

Papa Francisco. FOTO: EFE/FABIO FRUSTACI

Papa Francisco. FOTO: EFE/FABIO FRUSTACI / FABIO FRUSTACI (EFE)

“El papa no está fuera de peligro”, así de claro se mostró este viernes 21 de febrero el doctor Sergio Alfieri, responsable de Cirugía del hospital Gemelli de Roma y que operó a Francisco en las anteriores ocasiones, aunque subrayó que la vida del pontífice “no corre peligro” y que “está mucho mejor de cómo llego”.

Alfieri y el médico de la Dirección de la Sanidad del Vaticano y responsable de la salud del pontífice, Luigi Carbone, comparecieron ante los periodistas este 21 de febrero en el hospital para informar de la salud del papa, tras una semana de hospitalización y ante la voluntad de Francisco “de informar y que no se esconda nada”.

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Por ello fueron tajantes: “El papa no está fuera de peligroporque tiene una infección polimicrobiológica a la que se sumó una neumonía bilateral, y además camina poco y tiene 88 años, lo que hacen de él “un paciente frágil”.

Pero aseguraron que actualmente “no está en peligro de vida” que “está mucho mejor de cómo llego”, pero eso no quiere decir que “esté fuera de peligro” y Francisco “sabe que su situación es grave”.

Al menos una semana más ingresado y lo que sea necesario

Adelantaron que el papa seguirá en el hospital al menos toda la semana que viene hasta que esté curado de su neumonía bilateral y pueda continuar el tratamiento en su residencia en Santa Marta, pero “que se necesitará tiempo”.

Según Carbone, “es difícil dar un plazo” sobre la duración de la estancia del papa en el hospital, pero “esta infección tiene que superarla”.

Explicaron que Francisco sufre una bronquiectasia y una bronquitis asmática crónica, pero “no presenta otras patologías” y que tiene “un corazón fuerte” y aseguraron que “está respondiendo bien al tratamiento”.

Los médicos pusieron el ejemplo que incluso hoy fue a rezar a la capilla del hospital.

El papa come con apetito y no pierde su buen humor

“No es una persona que se rinda”, añadió Luigi Carbone sobre el estado de ánimo del papa.

Confirmaron que el papa no necesita de respiración asistida y que solo le administran un poco de oxígeno cuando es necesario y que come con apetito.

Alfieri explicó que Francisco no ha perdido su buen humor y que a los doctores que le visitan cuando le saludan con un “Buenos días, Santo Padre”, él responde: “Buenos días, santo hijo” y que una vez que Alfieri se inclinó ante él para decirle algo de cerca, Jorge Bergoglio le preguntó: “¿Te quieres confesar?”.

El papa se levanta y se sienta en el sillón a trabajar, pero no puede recibir visitas, dada su situación.

Alfieri aseguró con confianza que el papa volverá a su residencia de Santa Marta a seguir el tratamiento, pero advirtió de que siempre tendrá el problema de la bronquiectasia crónica, lo que le supone dificultades al respirar.

El mayor peligro

El mayor peligro, explicó Alfieri, “es que uno de estos gérmenes o bacterias puedan pasar la sangre y se produzca una sepsis” y entonces “podría ser muy difícil de curar”, pero el papa no tiene nada de esto e “incluso se han reducido algunos fármacos respecto a su ingreso”

El pontífice, de 88 años, fue ingresado el pasado viernes 14 de febrero en el hospital Gemelli de Roma por sus problemas respiratorios, que resultaron deberse a una bronquitis por infección polimicrobiológica a la que se sumó una neumonía bilateral.

Desde su hospitalización, hace una semana, su cuadro clínico ha sido calificado de “complejo” y ha requerido varios cambios de terapia farmacológica.

Los médicos explicaron que el papa llegó con el problema de la infección y que solo algunos días después surgió la neumonía bilateral.

“El papa, como muchas otras personas en estos días había comenzado a curar su enfermedad en casa”, explicó Alfieri, pero “luego su condición empeoró, porque, a diferencia de otras personas de 88 años, el papa no se queda en casa en el sofá, sino que gobierna la Iglesia y el esfuerzo que se le pide es diferente al de todos los demás” ancianos.

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