El Gobierno ofrece $300 millones tras el ataque que causó la muerte de cinco militares en Cauca

Cuando tropas de la Tercera División del Ejército Nacional se disponían a desplazarse para instalar un puente previamente destruido por la disidencia de las Farc Carlos Patiño, un ataque con explosivos perturbó la operación. Hasta ahora, cinco militares han muerto por la acometida.

El ataque, calificado por las autoridades como “terrorista” y atribuido a la misma Carlos Patiño —responsable de presionar a la población para secuestrar a veintinueve uniformados la semana pasada—, causó cinco muertes y provocó el rechazo de todo el sector defensa, empezando por el ministro Pedro Sánchez.

Sánchez anunció que el Gobierno ofrece hasta $300 millones “por información que permita establecer y capturar” a los autores y los determinadores de “este atentado terrorista”. “Lamento, condeno y rechazo el vil ataque terorista de la estructura Carlos Patiño”, escribió el general en retiro en su cuenta de X.

La arremetida ocurrió en la vereda La Esperanza, del municipio de Balboa, Cauca, contra la caravana del Ejército que transportaba las piezas del puente que iba a ser instalado para comunicar al corregimiento de El Plateado, de Argelia, con la vereda La Hacienda, uno de los poblados con presencia de la disidencia.

El artefacto explosivo que desató el ataque “había sido enterrado en uno de los taludes de la vía”, según informó el Ejército a través de un comunicado, que ratificó la muerte de dos suboficiales y tres soldados, además de las lesiones “de gravedad” de tres soldados profesionales.

Otros trece uniformados “no presentan afectaciones de consideración”, sostuvo la institución, que apuntó que “el personal afectado por la onda explosiva fue evacuado de manera oportuna del sector” para recibir atención médica especializada. El Ejército aseguró que continúa con las operaciones en la zona.

La entidad castrense mantiene coordinación con las Fuerzas Militares y con la Policía con el objetivo de “establecer el paradero de los responsables” y “velar por la seguridad de la población civil”. El general Luis Emilio Cardozo, comandante del Ejército, ordenó la presencia de la Inspección del Ejército en el lugar.

“Nuestros soldados escoltaban el puente militar que reemplazará el destruido por esta estructura criminal en el área rural del corregimiento de El Plateado. ¡Nada justifica esta violencia!“, expresó Cardozo, quien, al igual que Sánchez, manifestó su ”lamento y rechazo" al “cobarde ataque terrorista”.

El almirante Francisco Cubides, comandante de las Fuerzas Militares, prometió que el ataque no quedará impune. “Llegaremos hasta el último rincón donde delinquen estas organizaciones criminales, con el objetivo claro de combatirlas con toda la fuerza del Estado” y desmantelarlas, subrayó el alto oficial.

Cauca, en medio de la violencia de la disidencia Carlos Patiño

El Cañón del Micay, el principal enclave cocalero del suroccidente colombiano, ha sido epicentro de diferentes acciones violentas por parte de la estructura Carlos Patiño, una de las disidencias de las Farc con las que el gobierno de Gustavo Petro no mantiene ninguna clase de diálogos.

La semana pasada, la comunidad de El plateado —un poblado en el que la fuerza pública comenzó el año pasado la operación ‘Perseo’ para retomar el control estatal frente al dominio de la disidencia—, instrumentalizada por la Carlos Patiño, secuestró a veintiocho policías y un militar.

Tras más de cuarenta horas de retención, la intervención del Ministerio del Interior y de la Misión de Apoyo al Proceso de Paz de la OEA logró la liberación de los uniformados. El general Federico Mejía, comandante de la Tercera División, califica a la población como prisionera de la disidencia.

“Lo que hemos encontrado después de haber ingresado el 12 de octubre es que la población de El Plateado es laboriosa y trabajadora. Es una población que ha sido sometida por más de ocho años”, contó en una entrevista con La W en la que habló sobre los engaños de la disidencia para atemorizar la región.

El secuestro masivo que comenzó el 6 de marzo fue una manifestación más del poderío de la disidencia, que no ha dejado de planificar asonadas que les lleven a su objetivo de proteger los cultivos ilícitos y sacar a la fuerza pública de una región históricamente abandonada. Escuche al general Mejía aquí: